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    La ansiedad infantil (Parte I): ¿Qué es?

    La ansiedad infantil (Parte I): ¿Qué es?

    La Ansiedad en una respuesta a situaciones que nos resultan sorpresivas, nuevas o amenazantes. Puede ser una reacción normal, como por ejemplo, el miedo que se siente al ir al colegio por primera vez, o el miedo ante un examen, pero en otras ocasiones, la reacción se vuelve desproporcionada, no se puede controlar y llega a afectar la vida cotidiana de quien la padece.

    El miedo o angustia constante sobre la propia seguridad, la timidez extrema o los tics son manifestaciones típicas de la ansiedad infantil.


    Todos los niños crecen y experimentan sus propios miedos y preocupaciones a los largo de su desarrollo. Así, por ejemplo, es muy común que el niño le preocupe comenzar la Escuela infantil, que tenga miedo de la oscuridad o algún animal, que su papá o mamá se olvide de recogerlo de la escuela, que el perro del vecino le muerda o que otros niños se rían de él, miedo a los exámenes, a ir al dentista o a una agenda escolar repleta de actividades. Con el tiempo, la mayoría de los niños superan ese tipo de ansiedades. No es una cuestión de sexos, ni de edad, cualquiera puede padecerlo.

    Sin embargo, algunos niños se preocupan más que los demás: se vuelven muy dependientes y tienen dificultades para hacer amigos o aprender. Sus preocupaciones y miedos son tan fuertes que les impide llevar una vida normal. Estos niños están probablemente sufriendo un trastorno de ansiedad.

    Los trastornos de ansiedad son muy frecuentes en la niñez y la adolescencia. Aproximadamente, 10 de cada 100 niños y adolescentes de entre 9 y 17 años experimentan algún tipo de trastorno de ansiedad. Las niñas son más proclives que los niños y cerca de la mitad de los niños y adolescentes con esta patología padecen un segundo trastorno de ansiedad u otro trastorno mental o de comportamiento, como la depresión.

    A la mayoría de los niños les gusta ir a la escuela, pero algunos sienten temor e intentan cualquier táctica para no asistir. Los padres deberían prestar atención a este tipo de actitudes y sospechar que los niños que siempre buscan una excusa para faltar a la escuela podrían padecer de algún grado de ansiedad.

    Una separación o pérdida en la familia, cambios de colegio o de domicilio, una nueva cuidadora, el nacimiento de un hermano, etc., son circunstancias que pueden afectarles más o menos en función de su carácter. En algunos casos, la angustia está justificada y en otros se desconoce el origen de la misma.

    Los niños muy pequeños no podrán explicar que se sienten ansiosos o nerviosos por lo que se vuelven irritables, lloran con facilidad y se vuelven más exigentes. La ansiedad puede causar que un niño desarrolle un dolor de estomago o que se sienta enfermo.

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